viernes, 19 de febrero de 2010

CANCER: MENSAJE DE AMOR

Una de las enfermedades más temidas, el cáncer, puede tener un aspecto simbólico muy importante y sanador para quienes la padecen.
Hace algunos meses estuve investigando precisamente sobre el cáncer de seno y comparto mis hallazgos contigo:

MENSAJE DE AMOR

Quizá desde la antigüedad se le ha dado a la enfermedad un sentido simbólico y en los últimos años esta manera de entender los padecimientos humanos se ha vuelto a retomar con fuerza: ¿qué me dice de mi misma la enfermedad que padezco? ¿qué lección está poniendo frente a mis ojos? ¿qué necesito aprender para sanar?

Cuando se ha escuchado un diagnóstico de cáncer estoy segura de que lo último en que se piensa (si es que se logra pensar) es: ¿qué debo aprender? Alcanzar de nuevo la calma y reflexionar sobre lo que el cáncer o cualquier otra enfermedad significa no es tarea fácil, sin embargo es algo que vale la pena hacer y es una reflexión que te invito a hacer.

Símbolo de feminidad, de dar, de nutrir, de cuidar, los senos son también, como consecuencia, símbolo de amor. Como mujeres, nuestra propia naturaleza nos inclina a abrazar con ese amor maternal todo lo que nos rodea, especialmente a quienes amamos.
Sin embargo, esta naturaleza no nos pone límites y es ahí en donde se encuentra uno de los más importantes retos femeninos.
Una de las hipótesis simbólicas relacionadas con el cáncer de seno (por cierto, no exclusivo en las mujeres) tiene relación con cierta inseguridad respecto al equilibrio entre el dar y recibir, entre el abrazar y soltar a quienes y lo que amamos, entre aceptar nuestras experiencias (incluso las más profundamente dolorosas), aprender de ellas y dejarlas ir.
A nivel inconsciente cuestionamientos como ¿hago lo correcto? ¿es suficiente? ¿puedo dar más? reciben respuestas como: no es suficiente; debo esforzarme más; lo que doy no es lo que los demás necesitan; mi deber es … dar, dar, dar.
Esta actitud de aparente amor trae como consecuencia una total falta de amor por sí misma, sacrificando los sueños propios a favor de los demás. A la larga se produce el resentimiento y culpa, emociones relacionadas con la enfermedad.
Otra hipótesis simbólica se refiere al nutrir experiencias dolorosas especialmente aquellas relacionadas con los padres y en nuestra niñez. Nuevamente, nos referimos al abrazar (en esta situación, aferrarnos) y no dejar ir aquello que nos hirió.

Independientemente de la congruencia de nuestras propias experiencias con cualquiera de las dos hipótesis, el amor es el mensaje.
Da, pero da incondicionalmente lo que esté está dentro de tus posibilidades, con respeto a ti misma con amor, alegría y placer.
Permítete ser humana experimentando sin temor cualquier emoción negativa que hayas albergado y luego vive el amor a través del perdón.
Acepta tu feminidad con todo lo que ésta conlleva: dolor, sensualidad, fortaleza.
Aprende a decir no… a decir basta.
Elige amarte a ti misma, porque haciéndolo eres capaz de dar aquello de lo que ahora estás llena.
Recuerda tu camino y regresa a casa, regresa al amor.

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